Hace un año estaba ahogándome con mis propias lágrimas, me dolía el alma y el cuerpo. Lo que pensaba, sentía y hacía eran tres seres que tenían personalidad propia.
Estaba disociada, en duelo y en modo sobrevivencia, ahora no lo estoy.
Tal vez esto no te interesa.
Pero por si te interesa.
Te confesaré algo.
Tengo muchos traumas.
Gracias a ellos acompaño emocionalmente y terapéuticamente a mujeres valientes que desean estar cada vez más conectadas con su cuerpo, su ser y su sabiduría profunda. Que quieran sanar.
A mujeres que, como yo, han pasado por eventos impactantes y que tienen la determinación de ir profundo al encuentro con lo que duele e incomoda, y a la vez con lo que está bien, con todos sus recursos.
También educo sobre como vivir plenamente en conexión con la matriz y su salud, ya que es nuestro mayor centro energético y espiritual.
Así que acompaño y educo.
Te cuento…
El último evento traumático que viví fue la muerte de mi bebé Yaku de 22 semanas de gestación, con grandes complicaciones en el parto y en el postparto, una preeclampsia temprana con una presión arterial muy, muy alta, una placenta previa y una hemorragia con legrado casi me hacen perder la vida.
Ese día, al escuchar que mi bebé no tenía latido me partí en dos, me fragmente, descendí a la fría oscuridad de mi alma rota, al infierno. Recuerdo que se me nublo la vista y todo lo veía desde arriba, como si me hubiera salido del cuerpo, no podía hablar.
En ese momento no me salió ni una lágrima (después lloré mucho) y me congelé y por un tiempo sentí que flotaba al caminar, estaba totalmente desarraigada, me sentía en el aire, sin casa, sin cuerpo.
Por algún tiempo creí y esperé que volvería a hacer la misma de antes. La de antes de todo. La mujer que era antes de que la visitara la muerte y la tomara por el cuello, la zarandeara y la soltara. Pero esa Sara nunca llego.
Las crisis son grandes portales de sabiduría. Y sin duda alguna esto me ha hecho crecer. Y mucho.
Un año en duelo, con estrés postraumático y en supervivencia, me ha dado grandes regalos, entre ellos mucha resiliencia y grandes revelaciones. Más de un año en terapia somática constante me ayudo a completar y vivir el duelo con cuerpo, sin lucha, sin huida y navegando del congelamiento al descongelamiento, de la activación constante a la co-regulación.
Ahora…
Un ejercicio para ti.
Sí, sientes un poco, en tu cuerpo y piensas en los duelos que has tenido que pasar, la perdida de un ser querido, una mascota, un proyecto, una cirugía o la perdida de un órgano, una pareja, el cambio de un país a otro, etc.
¿Cuántos de estos duelos has podido completar e integrar?
No pienses..Sienteeeeee.
En mi proceso me di cuenta de que no había completado ni uno y con la muerte de Yaku, los antiguos duelos llegaron de golpe, sin embargo, también me di cuenta porque lo experimente en mi cuerpo, que es posible completarlos y renegociar el trauma y no solo encapsularlos para seguir como si nada hubiera sucedido.
Esta claro que mientras vivamos vamos a tener todo tiempo de experiencias, entre ellas, los temidos eventos traumáticos. Que el trauma se quede en el cuerpo o no depende de lo que pasa después.
Dicho de otra manera, el trauma son los sucesos posteriores y que nos debilitan después de vivir un evento impactante, abrumador o que se siente como una amenaza a la vida.
Comprendiendo esto.
Hasta una pequeña discusión o susto puede dejarnos trauma porque lo más importante es lo que pasa después. Como integras lo que eso te hizo sentir en tu cuerpo y en tu vida.
Te lo vuelvo a decir en otras palabras, porque es necesario que entiendas esto.
Si después del evento traumático nuestro cuerpo puede completar la fisiología de la descarga y puede llegar a la regulación, el trauma no se queda en el cuerpo, pero si por el contrario esa energía interrumpida, por decirlo de alguna manera, se queda en el cuerpo, nos quedamos con el trauma.
Aparte de todo eso, la soledad, la falta de un vínculo que proporcione seguridad, la negación social, un acompañamiento inadecuado o nulo influyen y dan más peso para que la descarga no pueda completarse y el trauma se quede modificando todo en nuestra vida y en la de los que nos rodean.
Dicho todo esto y con esta breve explicación.
Tengo un regalo para ti.
Un audio con un ejercicio muy, muy valioso para conectar con la tierra y con tu cuerpo, y un pequeño escrito sobre el trauma.
Antes de que te lo descargues quiero que sepas que este ejercicio.
- No es una fórmula milagrosa, yo no puedo saber en que parte de tu proceso estás. No te conozco.
- No vas a dejar de estar traumatizada con este ejercicio, pero si vas a sentirte mejor cada día, si obviamente lo hace cada día.
Esto nunca reemplaza un acompañamiento terapéutico, pero es una herramienta que va de la mano y, como soberana de tu vida, puedes hacer.